Situación: El castillo de Marcilla se encuentra en el centro de la localidad del mismo nombre, al sur de la Comunidad Foral Navarra, situación marcada por su fácil acceso y por la proximidad con el río Ebro (a 10 kilómetros). Cerca de Marcilla se encuentran ciudades de renombre histórico y artístico como Calahorra, Falces y Alfaro, y cerca de Marcilla confluyen además los ríos de Aragón y Arga.
Historia: La historia de Marcilla está marcada por distintos matices musulmanes y cristiananos. En el año 1017 formaba parte del reino taifa de Zaragoza, y en 1119 pasó a formar parte del territorio navarro. En el año 1110 tuvo lugar en esta zona la batalla de Valtierra, en la que los cristianos conquistaron la parte izquierda del río. Las guerras de Sucesión y de la Independencia dejaron como testimonio serios desperfectos en la fortaleza.
La fortaleza señorial que aún puede admirarse fue construida,
al parecer, durante los últimos años del reinado de Carlos III el Noble. En el
año 1424 Carlos III dio a Mosén Pierres de Peralta materiales para las obras, y
poco después mil libras con el mismo fin. Hacia el año 1429 Juan II y doña
Blanca dieron al citado Mosén Pierres el señorío de la villa.
Desde que en el año 1513 Fernando el Católico instituyera el
marquesado de Falces a favor de don Alonso de Peralta, este castillo fue núcleo
y cabeza de dicho marquesado, uno de los señoríos más importantes y dilatados
del Reino, entrando a formar parte de los llamados castillos-residencia, y
dejando a un lado su carácter militar hasta las guerras de Sucesión y la de
Independencia.
En el año 1788, el licenciado Ricarte envió un informe
descriptivo a la Academia
de la Historia. La
armería del
castillo contenía numerosas adargas, petos, morriones, picas y
todo género de armas y arneses. En la cámara del marqués se guardaba
antiguamente la famosa Tizona del Cid y en la capilla se veneraba una Santa
Espina y se conservaba un dinero de los que fue vendido Nuestro Señor.
En el año 1820, un ayuntamiento liberal hizo demoler unas
garitas que estaban donde la plaza principal... y un fortín que al
parecer sirvió de cuerpo de guardia y es de figura de un cubo.
Los calabozos del castillo de Marcilla están llenos de
historia. Se dice que Mosen Pierres de Peralta, por reconocerse culpable del
asesinato del obispo de Pamplona, se hizo encerrar en las celdas del castillo.
Sin embargo, no fue Mosen el único en habitar las partes más oscuras y tétricas
del edificio, se dice que la princesa doña Blanca también estuvo presa allí.
Según una leyenda, la marquesa Ana de Velasco se enfrentó
valerosamente en 1516 a
las gentes de armas del coronel Villalba, impidiendo que se llevase a cabo la
demolición de la fortaleza decretada por el cardenal Cisneros. Los castellanos,
tras conquistar Navarra,
ordenaron la demolición de la mayoría de los castillos (orden general del
cardenal Cisneros). En el de Marcilla mandaba la marquesa de Falces. Al ser
informados de la llegada de don Hernando del Villar, doña Ana ordenó
aprovisionarse de víveres y disponerse para la defensa. Cuando llegó al
castillo le tributó un gran recibimiento, preparó un banquete y los castellanos
se embriagaron. En atención al trato recibido, don Hernando del Villar permitió
a la dama salir de la fortaleza con sus pertenencias y servidumbre. La heroína
le respondió en tono altivo que era ella la que concedía la vida. Desarmados,
los castellanos tuvieron que abandonar el castillo, humillados por la astucia
de doña Ana de Velasco.
Descripción: En sus orígenes el castillo de Marcilla era, efectivamente, una fortaleza defensiva, después se convirtió en castillo palaciego, y por último en una confortable mansión señorial.
El edificio es de planta rectagular, con fuertes torreones
prismáticos en los vértices, siendo considerado el más grande de ellos como la torre del
homenaje. Existen otras torres que interrumpen el centro de los muros, más
elevadas y esbeltas, pero menos gruesas, y provistas de airosas almenas y
anguladas saeteras, salvo el del sur que ha sido sustituida por una galería. El
castillo fue construido en ladrillo sobre taludes de piedra, que pudieran datar
de época anterior (los diferentes colores y texturas indican las diferentes
fases de la obra). Los muros son de gran grosor y poseen una pequeña
inclinación. Por todas partes se abrían arcos y ventanales en ojiva. Las saeteras
son abundantes, no solo hacia el exterior, sino también hacia el interior y el
amplio patio de armas. Todavía se conserva una buena parte de los fosos sobre
los que se cernía el puente levadizo, reconstruido como debió ser en su forma
primigenia, y aportando al edificio la imagen típica de fortaleza medieval.
Se considera la torre del homenaje una de las cuatro
torres que se disponen en las esquinas del palacio. No posee almenas, y en ella
se encuentra la puerta
de acceso al edificio, rematada en un precioso arco de
estilo gótico. En esta puerta se ubica el puente levadizo debajo del cual
discurre el foso. Una cornisa de matacanes completa los elementos de tipo
defensivo de los que dispone Marcilla.
Uno de los aspectos más significativos del edificio es la
utlización de motivos decorativos de clara ascendencia árabe como son el
ladrillo y las figuras geométricas, motivos que dan un toque especial a todo el
conjunto. La cornisa de matacanes que recorre una parte del palacio aporta una
nota distinta al entramado arquitectónico. En el lado exterior de las torres
había águilas negras con alas y garras abiertas, hasta que, años después de la
celebre batalla de las Navas de Tolosa, fueron sustituidas por las cadenas del
Rey Sancho el Fuerte.
Materiales: La novedad que nos encontramos en esta fortaleza es la utilización de otro material además de la piedra: el ladrillo. Sus muros están construidos en piedra bien trabajada en sillares. Los sillares están colocados en bandas horizontales, unos encima de otros, y están rematados en ladrillo. Esta utilización del ladrillo es propiamente mudéjar y es una muestra de la impronta que los árabes dejaron en esta zona.
Estado de conservación: En la actualidad el estado del edificio es en general bueno. El foso ha sido desescombrado y reedificado como debió ser en la antigüedad.
En el año 1513 el castillo pasó a manos del marqués Falces,
a partir del cual, el castillo estuvo habitado sin sufrir altercados ni
desperfectos. Fue con las guerras de Sucesión y de Independencia cuando sufrió
deterioros que se han ido reconstruyendo.
Analizando la situación actual del castillo y habida cuenta
la extraordinaria labor de rehabilitación que sería precisa para recuperarlo en
su totalidad, se ha optado por delimitar un espacio reducido de su estructura
para la ubicación del proyecto de restauración y recuperación, coincidente con
la fachada sur en su planta baja y primera.
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