16 de marzo de 2014

ruta da pedra e da auga, meis y ribadumia











La ruta discurre por los ayuntamientos de Meis (San Martiño y A Armenteira) y de Ribadumia (Barrantes). Se trata de un viejo camino que se recorría, tradicionalmente, los lunes de Pascua hacia el monasterio de A Armenteira. La primera parte es la ruta de los molinos de Barrantes, de kilómetro y medio, con seis molinos restaurados.
Seguimos el curso del río Armenteira para llegar al ayuntamiento de Meis, donde encontramos los molinos de Serén, un espacio sorprendente, perfectamente rehabilitado y con un área recreativa en las laderas del monte Cabeza de Boi. Los molinos nos llevan hasta la “Aldea Labrega”, una representación en granito de la vida rural gallega de principios del siglo XX con sus elementos tradicionales: la iglesia, el hórreo, el horno, el crucero y los animales domésticos; fue realizada íntegramente por la Escuela de Canteros de la Diputación de Pontevedra. Comienza aquí la segunda parte de la ruta, que, con una dificultad media-alta, es también la zona más sorprendente por su paisaje, naturaleza en estado puro.
Llegamos ya al final del recorrido, el monasterio de A Armenteira, obra destacada de la arquitectura cisterciense gallega del siglo XII.

4 de marzo de 2014

peliqueiro













La figura del Peliqueiro.
En este pequeño municipio de la provincia de Ourense se guardan muchas de las mejores esencias del viejo entroido gallego. Laza es la tradición conservada íntegramente hasta nuestros días a pesar del paso del tiempo.
Los Peliqueiros, la máscara característica de Laza. El nombre de Peliqueiro deriva de pelica o piel seca de un animal, con la que se confecciona la parte posterior de la singular careta de este personaje carnavalesco.
En Laza salen por el domingo y el martes de entroido. Los trajes son vistosos y elegantes.
Luce un minucioso y colorista atuendo, cuidado con todo detalle. Viste camisa blanca y corbata roja. Sobre la camisa una característica chaqueta corta. Esta prenda, de tejido fuerte, va profundamente adornada. Sobre un fondo ocre o oro, de corte eclesiástico, lleva ribetes y galones, charreteras en los hombros e infinidad de cintas bordadas. Encima de la chaquetilla debe llevar un paño de cabeza de colores vivos, que cae en forma triangular por la espalda y, según la tradición, tiene que ser propiedad de la moza del enmascarado.
De la cintura a la rodilla, visten unos hermosos calzones con encajes, flecos y pompones blancos y trenzados de la que alternan flecos verdes o encarnados. Las medias, de colores vivas, van cosidas a la parte inferior de los calzones, por encima de las rodillas. El atuendo se completa con tirantes que sujetan los calzones y con unos zapatos de punta fina, que resaltan la elegancia de esta máscara, además de una ajustadísima faja blanca, azul, roja o verde, que tiene como finalidad proteger al Peliqueiro de los golpes que le acarrean las seis grandes chocas que llevan al cinto por la parte posterior. El peso del conjunto es de unos cinco kilos.
La mitra. La máscara de Peliqueiro, de enigmática expresión, continúa por encima de la cabeza en una especie de mitra. La parte frontal de esta mitra se confecciona con lata y se decora con dibujos de animales o símbolos astrales. La parte posterior, en cambio, se cierra con una pelica o piel de animal con rabo cara abajo. En los extremos de la base de la mitra cuelgan dos pompones. La careta propiamente dicha se talla en madera. Es característico una gran nariz y una barba hecha con un trozo de piel de liebre. Aún queda por añadir un elemento más a la careta y mitra: a rabeira, un trozo de crin de caballo que cuelga por la parte posterior.
En la mano lleva una zamarra, se trata de un látigo de piel de ternero con el que zurra a la gente que se encuentra a su paso.
Casi siempre en grupo, recorren incesantemente las calles de Laza. Van en fila. Corren y saltan sin parar y no pueden destaparse la cara, excepto que se encuentren en un local cerrado. Puede ser insultado pero no tocado. Nadie puede descubrir su identidad. Los vecinos tienen la obligación de invitarlos a vino y bica de entroido cuando llaman en sus casas o mismo si los sorprenden cerca de un bar. Los Peliqueiros azotan a las personas del lugar que los insultan y provocan. Sobre todo, fustiga y amenaza, estallando el látigo con fuerza contra el suelo. Mete miedo. Esas son sus prerrogativas. Es una autoridad, ejerce un cuarto poder durante el entroido. Parece ser que en otros tiempos empezaban a salir desde año nuevo. La leyenda dice que no solo se limitaban al valle de Monterrey y que en sus salidas llegaban hasta Castilla.