En la Rioja Alta se encuentra Ezcaray, considerado primer pueblo turístico de La Rioja.
Esta preciosa villa sobre el Oja es el punto de inicio perfecto para recorrer
el alto valle del río o hacer una ruta entre viñedos. Conocido por la cercana
estación de esquí de Valdezcaray, única en toda la Comunidad Autónoma, este
pueblo tiene un bello conjunto urbano con soportales, plazas porticadas y
palacios y algunos edificios de gran importancia como la iglesia parroquial de
Santa María la Mayor con un bellísimo retablo mayor hispano-flamenco del siglo
XVI.
"AL HACER UNA FOTOGRAFÍA TENEMOS TANTAS POSIBILIDADES, PUNTOS DE VISTA Y SITUACIONES QUE EL MERO HECHO DE ESCOGER YA ES UNA CREACIÓN" francesc català-roca
27 de septiembre de 2016
26 de septiembre de 2016
catedral de santo domingo de la calzada
El
nuevo templo fue comenzado en 1158 con planos del maestro Garçion , quien
diseñó una iglesia de planta de cruz latina de tres naves con girola, en la que se abrían tres
capillas semicirculares o absidiolos, y tribuna sobre ella.
Del
proyecto inicial se conserva la cabecera hasta el crucero, excepción hecha de
las modificaciones efectuadas durante los siglos XV y XVI, centradas en la
construcción de la capilla de San Andrés y la reforma de los absidolos septentrional y
meridional, capillas de San Bartolomé y de Santiago respectivamente. En esta
cabecera románica destacan los relieves de los capiteles y de los pilares que
rodean el presbiterio. Entre los primeros encontramos un Cristo Salvador o
Pantocrátor, en el arranque de la girola por la nave lateral
izquierda, y la Asunción de la Virgen en el mismo lugar de la nave lateral
derecha. Ambos son los titulares de la Catedral. En el tercer pilar del
presbiterio por la derecha sobresale la figura de la Trinidad, bajo cuya
advocación se sitúa la parroquia, y en el quinto la del rey David.
A
principios del siglo XIV se habían construido las tres naves, cubiertas
con bóvedras de crucería simple en
el caso de las laterales y de ocho nervios en la central, y
el templo se cerraba por el extremo occidental con una portada carente de
decoración esculpida, reflejo de un momento de dificultades económicas para la
Catedral. Fue entonces cuando se acometió la fortificación del edificio,
atendiendo a las necesidades derivadas de las continuas luchas fronterizas
entre Castilla y Navarra. Con tal fin se construyeron un pórtico a los pies y
un camino de ronda por el interior, del que quedan vestigios en la nave lateral
izquierda, sobre las puertas de acceso al claustro o sobre las capillas.
También en el siglo XIV se reformó el claustro.
El
siglo XV dio paso a una nueva etapa de intensa actividad constructiva en la
catedral, que se prolongó a lo largo de la centuria siguiente. A este periodo
se deben la ampliación del transepto sur, motivada por el
hundimiento del pilar suroccidental del crucero, la elevación de la
altura de la capilla mayor, el monumento
funerario gótico del Santo y la construcción de las capillas de San Andrés, del
Rosario, de la Inmaculada, de San Jorge o de Hermosilla, de San Juan Bautista o
de Santa Teresa y de la Magdalena, todas ellas capillas laterales que rompen el
perímetro inicial del templo, además de la ya mencionada reforma de los
dos absidiolos de la cabecera. A
mediados del siglo XVII se edificó la capilla de los Mártires.
Entre
1761 y 1765 se construyeron la actual fachada sur, presidida por los santos
patronos de la diócesis, San Emeterio, San Celedonio y Santo Domingo, y
la torre exenta.
Ya
en 1958 se dotó al templo de una cripta que recoge el sepulcro con las
reliquias del Santo.
El
Retablo.
Hasta
1994, año en el que se desmontó para su restauración, se situaba en la capilla mayor, espacio para el que
fue construido. Es obra del escultor Damián Forment, que recibió el
encargo en 1537 y se ocupó de su ejecución hasta su muerte en la Navidad de
1540. Fue terminado por los miembros de su taller. Empleó madera de nogal para
las esculturas y de pino en la estructura y los relieves, además de alabastro
en el zócalo. Se dedica al Salvador y a
la Virgen en el misterio de la Asunción, cuyas imágenes se sitúan en la calle central. Sobre ellas
destaca la presencia del óculo eucarístico, un espacio destinado a la
exposición permanente del Santísimo, privilegio de la iglesia aragonesa desde
el siglo XIV y que Forment, valenciano cuya obra se desarrolló en el territorio
de la Corona de Aragón, trajo hasta Santo Domingo.
Al
repertorio de imágenes cristianas habituales en los retablos unió Forment otro
mitológico que recoge sirenas, centauros, tritones, ménades…, un conjunto de seres
vinculados en la antigüedad a la resurrección y la salvación del alma. A
partir de 1545 el Concilio de Trento prohibiría el uso de la mitología en el
arte cristiano, por lo que nos encontramos ante una obra excepcional.
Andrés
de Melgar se encargó del dorado y la policromía del retablo, labor que llevó a
cabo en su mayor parte entre 1539 y 1553. Destacan el amplio repertorio de
grutescos, decoración a base de seres híbridos dispuestos a ambos lados de un
eje de simetría, y el de morescos, nombre que en la época recibían los bordados
que imitaban los propios de las telas árabes.
El
Mausoleo del Santo y el Gallinero.
Según
la tradición, fue el propio Domingo quien preparó su sepulcro en la calzada que
él mismo trazara, al exterior de la desaparecida iglesia primitiva. Años
después, la construcción del nuevo templo recogería en su interior el
enterramiento, concretamente en el transepto sur.
El
mausoleo es el resultado de tres intervenciones sucesivas. Al primer cuarto del
siglo XIII corresponde la lauda sepulcral, que formó
parte del primer monumento funerario. Se trata de un yacente de dos metros en
altorrelieve, pieza rara en el arte funerario europeo del momento. Presenta al
Santo sobre el lecho mortuorio, con las manos cruzadas sobre el pecho, rodeado
por seis ángeles. La restauración llevada a cabo en 2009 recuperó la mayor
parte de la policromía.
La
lápida se asienta sobre una mesa de alabastro, que el escudo labrado del obispo
Diego López de Zúñiga, promotor de la obra, permite fechar en la primera mitad
del siglo XV. Doce escenas muestran distintos milagros y episodios de la vida
del Santo. En ella se aprecian las consecuencias del hundimiento de bóvedas de
1508, que afectó directamente al sepulcro situado debajo.
Cubre
el conjunto un baldaquino, también de alabastro, tradicionalmente atribuido en
su traza a Felipe de Vigarny y en su ejecución a Juan de Rasines, contratado en
1513.
Al
arco situado en la cabecera del Santo se acopló otro de plata procedente de
Méjico, que fue donado en 1763. Bajo él se cobija la imagen de Santo Domingo,
tallada por Julián de San Martín en 1789 y punto de partida de la iconografía
que lo presenta como “santo abuelito”.
El
monumento está rodeado por un zócalo de mármol sobre el que
se levanta una reja de hierro dorada y policromada, obra de Sebastián de Medina
de 1708.
Bajo
este espacio se construyó en 1958 una cripta que acoge las reliquias. La
preside un altorrelieve del Santo como libertador de cautivos, obra de
principios del XIII.
Frente
al mausoleo se sitúa un gallinero gótico de piedra policromada, construido a
mediados del siglo XV, que alberga un gallo y una gallina vivos en
conmemoración del milagro del peregrino ahorcado injustamente (la presencia de
animales vivos en el templo está documentada desde 1350). Sobre la puerta de
ingreso, en una tabla de Alonso Gallego se representa el milagro.
La
Torre.
La torre exenta es la cuarta que
se levantó en la Catedral. La primera, sobre el espacio que actualmente ocupa
el gallinero, se construyó a finales del siglo XII o principios del XIII y fue
destruida por un rayo en 1450. La sustituyó una segunda que, terminada hacia
1560, a mediados del XVIII amenazaba ruina. El obispo Andrés de Porras y Temes
decidió la edificación de la tercera, que se llevó a cabo entre 1759 y 1760 y
adoptó la tipología de torre-pórtico, apoyada una de sus caras en la fachada
sur y el resto en unos arcos bajo los que discurría la calle. Apenas un año
después se desmontó por problemas estructurales derivados de la inestabilidad
del terreno, que implicaron además la ruina de la mencionada fachada. El mismo
prelado acometió la construcción de una nueva portada y de la cuarta torre,
para la que se buscó un emplazamiento más seguro a unos ocho metros de la
Catedral, al otro lado de la calle Mayor. Trazadas ambas por Martín de
Beratúa, la portada se construyó en 1761 y la torre entre 1762 y 1765. A ella
se adosó la casa del campanero, diseñada por el mismo arquitecto.
Sus
70 metros de altura se dividen en tres cuerpos, de planta cuadrada los dos
primeros y octogonal el de campanas, con cuatro torrecillas en los ángulos, que
se cubre con cúpula rematada por una esbelta linterna. Responde así al
llamado modelo riojano de torre barroca que siguen, entre otras, la de Briones
y las gemelas de la concatedral de Santa María la Redonda de Logroño, ambas del
mismo autor. Cumplió la función de conjuratorio, lo que explica los vanos
abiertos en el primer cuerpo.
En
su construcción se utilizó piedra arenisca, y en su cimentación una argamasa
compuesta de cal, arena, piedras pequeñas y cornamentas de vacuno, con las que
se quiso contrarrestar la escasa firmeza del terreno y los efectos del exceso
de agua en el subsuelo.
La
escalera, de 132 peldaños, aparece horadada por unos huecos circulares cuya
función consistía en permitir el paso de las cuerdas de las campanas, que
podían así tocarse desde abajo. Conserva el reloj instalado en 1780 por el
herrero Martín Pasco, que se mantiene en funcionamiento con su mecanismo
original.
El
Claustro y la Sala Capitular.
El
claustro que hoy contemplamos es fruto de la reforma acometida en 1340 por el
obispo Juan del Pino. Construido en piedra y ladrillo, está cubierto con bóvedas de crucería, ocho por cada
crujía o galería. Durante los siglos XV y XVI se fueron añadiendo a sus muros y
entre los vanos una serie de capillas que prácticamente cerraron el patio. De
escaso valor artístico fueron eliminadas, en su mayoría, en la restauración que
tuvo lugar entre 1984 y 1987. En la galería oriental se abre la sala capitular,
construida bajo el mandato del obispo del Pino y reformada en el de Pedro
González de Mendoza, en la segunda mitad del siglo XV. Fue entonces cuando se
cubrió con un alfarje mudéjar decorado con
motivos vegetales y las armas del patrocinador. La techumbre fue descubierta
durante la restauración llevada a cabo en 1992, oculta por unas bovedillas de
yeso y un cielo raso. Actualmente el claustro acoge la exposición de la
Catedral.
Entre
sus fondos sobresalen tres trípticos flamencos pintados al óleo sobre
tabla: el Tríptico de la Anunciáción, de Joos van Cleve, ejecutado entre
1515 y 1520; el Tríptico de la Adoración de los Magos, obra anónima de
finales del siglo XV; y el de la Misa de San Gregorio, realizado hacia
1530 por Adrian Isenbrant.
En
cuanto a la escultura, destaca el llamado retablo de los Apóstoles , dos
relieves en piedra del románico tardío que pudieron formar parte, junto con los
de San Pedro y San Juan que se muestran en la cripta, de un apostolado
perteneciente a la desaparecida portada románica del transepto sur. Sobresalen
también un frontal de altar de madera dorada y policromada de hacia el 1300,
con el Trono de la Misericordia en el centro rodeado por el tetramorfos, y una imagen
procesional gótica de Santo Domingo, venerada hasta finales del siglo
XVIII. Excepcional es la talla de la Verónica, obra hispano-flamenca de finales
del siglo XV. La colección escultórica se completa con un conjunto de bultos en
madera, en su mayor parte fechados en los siglos XVI y XVII, y dos relieves, la
Misa de San Gregorio y San Jerónimo Penitente, policromados por Andrés de
Melgar en 1553.
Entre
el claustro y la sala capitular se reparte el tesoro de la Catedral, parte
importante del cual se compone de piezas mejicanas de plata, donaciones de
emigrantes calceatenses.
milagro del gallo y la gallina, catedral de santo domingo de la calzada
Un
matrimonio alemán y su joven hijo, Hugonell, se dirigen en peregrinación a
Compostela. Al llegar a Santo Domingo se hospedan en un mesón. La hija del
posadero se enamora del joven, pero al no ser correspondida decide vengarse
ocultando una copa de plata en el equipaje del joven. Cuando éste abandona la
ciudad la muchacha denuncia el robo. Al ser capturado, se encuentra la copa
entre sus pertenencias por lo que es acusado de robo y condenado a la horca.
Al
día siguiente, sus padres, antes de emprender el viaje, van a ver el cuerpo de
su hijo, quien sorprendentemente estaba vivo y les dice: “El bienaventurado
Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel…
dad cuenta de este prodigio”. Los padres acuden a contar el suceso al
corregidor de la ciudad, pero éste, escéptico, comenta que el joven está tan
vivo como el gallo y la gallina asados que se dispone a comer. Al instante las
aves recuperan las plumas y la vida, dando fe del portentoso milagro.
De
ahí el dicho: “Santo Domingo de la Calzada donde cantó la gallina después de
asada”
16 de septiembre de 2016
nacedero del urederra “agua hermosa”, parque natural de urbasa-andía
El
murmullo del agua cristalina, la luz que se filtra entre las hojas de los
árboles tiñendo de verde lima el paisaje y el aroma a naturaleza contribuyen a
que este lugar, declarado reserva natural en 1987, sea uno de los enclaves más
espectaculares de Navarra.
El
Nacedero del Urederra, situado al norte de Estella-Lizarra, es la salida
natural del acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa. La primera
surgencia se produce en un cortado a 700 metros de altitud en el reborde meridional
del macizo, originando una impresionante caída de más de 100 metros que con el
transcurso de millones de años ha modelado un anfiteatro rocoso de notable
belleza.
Tras
ella se suceden otras cascadas y numerosas pozas de agua de color turquesa que
se forman como consecuencia del fenómeno kárstico, por el que el agua se filtra
a través de las grietas de las rocas surgiendo una y otra vez desde las
entrañas de la tierra. La especial tonalidad de estas aguas es la que
seguramente habrá inspirado a quien bautizó al río con el nombre de Urederra,
que significa "agua hermosa". Pero además del agua, cabe mencionar la
diversidad de flora y fauna que integran este espacio natural: hayas, robles, olmos,
arces, tejos y avellanos, entre otras especies vegetales, y buitres, alimoches,
milanos, aguiluchos o cuervos, como protagonistas del reino animal.
Un
sendero de escasa dificultad y 5,3 kilómetros de longitud (ida y vuelta)
recorre el curso del río en sentido contrario finalizando en el bello nacedero.
El recorrido, que está señalizado mediante balizas, se inicia en el
aparcamiento situado a la entrada del pueblo de Baquedano. Una vez tomada la
pista forestal y tras pasar una barrera el camino se bifurca. Se recomienda
tomar a la ida la senda de la izquierda, que discurre más cercana al río, y
volver por el camino del este, más elevado.
Este
paraje, actualmente integrado en el Parque Natural de Urbasa-Andía se sitúa en
el valle de Améscoa, un territorio de transición bioclimática flanqueado por el
altiplano de Urbasa y la sierra escarpada de Loquiz.
14 de septiembre de 2016
castillo de aguas mansas o aguas muertas, agoncillo
Situación:
El castillo de Aguas Muertas se encuentra en la localidad de Agoncillo, La
Rioja. Su ubicación es muy estratégica, muy cerca del río Ebro y más aún de la
desembocadura de sus afluentes el Jubera y el Leza, próxima a una calzada
romana.
Historia:
El castillo de Aguas Muertas es un palacio construido entre los siglos XIV y
XVI sobre un recinto anterior.
Durante
la Edad Media fue escenario de luchas de banderías entre nobles, desempeñando
un importante protagonismo en la defensa del reino de Nájera y Pamplona. Una
vez separados los dos reinos a causa de la violenta muerte de Sancho IV el de
Peñalén, quedó dentro del antiguo reino de Nájera que había pasado a ser regido
por ocupación por Alfonso VI de Castilla, primo del asesinado Sancho IV. Aquí
fue degollado en 1334 el último señor de Cameros, Juan de Haro, por orden de
Alfonso XI de Castilla.
Descripción:
Su planta es rectangular, y cuenta con cuatro torreones en sus ángulos. En el
interior puede verse un bello patio con aljibe.
Su
nombre quizá se deba a las aguas estancadas del foso, pues es uno de los pocos
castillos en la Rioja que tenían foso con agua, como el de Leiva, que
actualmente está cubierto con tierra y que en la reciente excavación con motivo
de la restauración de esta fortaleza ha salido a la luz.
Estado
de conservación: El castillo de Aguas Muertas ha sido restaurado y se conserva en
buen estado, siendo hoy día el ayuntamiento.
cañón del leza, soto en cameros
El
Mirador del Cañón del Leza se encuentra a 2 kms. de Soto en Cameros, dirección
a Logroño, por la carretera LR-250. En un peñasco llamado El Torrejón.
Los
roquedos del cañón están llenos de vida. En sus abundantes recovecos,
encuentran refugio, para ellos y sus crías, un grupo de animales heterogéneo en
cuanto a su forma de vida e importancia por su significado ecológico, entre los
que sobresalen las aves rapaces.
En
las paredes de la garganta cría una importante colonia de buitre leonado
formado por más de 50 parejas reproductoras.
Además
podremos avistar en verano al alimoche, pequeño buitre que bien de África para
criar en estos parajes.
También
hacen sus nidos aquí otras rapaces como el halcón o el búho real, y otras aves
rupícolas como la chova piquirroja, el cuervo, la grajilla, el roquero rojo y
el avión roquero.
castillo de clavijo
Situación:
El castillo de Clavijo, uno de los más famosos de la zona de La Rioja, se
encuentra situado en lo alto de una imponente roca, dominando el terreno
circundante, en el municipio del mismo nombre, en La Rioja, a 15 kilómetros de
su capital, Logroño.
Muy
próximo, discurre el caudal del río Iregua que sirve de comunicación. Entre las
poblaciones vecinas más importantes destacan Ribafrecha, Alberite o Lardero.
Historia:
La primera noticia del castillo aparece en 960, año en que Fernán González fue
encarcelado entre sus muros. Sancho el Mayor de Navarra cedió la fortaleza al
monasterio de Albelda. En 1177, Clavijo perteneció a la Corona. Don Diego López
de Zúñiga fue su propietario en el siglo XIV y lo cedió a su hijo como regalo
matrimonial.
De
esta zona, es muy conocida la leyenda forjada por el arzobispo Rodrigo en la
que el Apóstol Santiago salió en ayuda de las tropas cristianas con gritos
como: ¡Santiago, cierra España!, inyectando, de esta manera, ánimos a las
huestes cristianas que causaron una multitud de bajas en las tropas musulmanas.
Protegía
el paso del río Leza y fue utilizado tanto por cristianos como musulmanes,
aunque su origen parece ser musulmán.
Según
una leyenda, en el denominado Campo de la Matanza, al pie del castillo, tuvo
lugar en el año 844 la Batalla de Clavijo, en la que Ramiro I contó con la
ayuda del Apóstol Santiago para derrotar a las huestes moras. En realidad esa
batalla nunca se libró.
Descripción:
Su planta es de forma alargada y se adapta al cerro sobre el que se asienta.
Posee tres torres de forma semicircular. En el acceso principal aparece una
estructura cúbica semicircular. La muralla, que servía de aislamiento exterior
partía del castillo y daba protección a la población. Existe una estructura
almenada de época más tardía.
La
torre del homenaje se encuentra en la parte oriental, junto a la puerta de
acceso al recinto. Esta estructura defensiva se encuentra muy deteriorada,
prácticamente está en ruinas. Se elevaba en la zona más importante de toda la
edificación y creaba ella misma una estructura independiente a la del propio
castillo.
El
acceso al recinto se realizaba por una cuesta empinada rematada en un arco de
herradura de reciente factura. Cerca de la torre del homenaje, hay restos de
estancias. A lo largo del tiempo se ha mantenido también el aljibe. La muralla
envolvía toda la población; aún quedan vestigios en la parte norte de la
fortaleza.
A
partir de sus ruinas se sabe que el castillo se componía de dos elementos
básicos: un recinto central, en la parte más elevada de la roca, que comprendía
la torre del homenaje rectangular, un pequeño patio y un reducido habitáculo,
todo ello rodeado por murallas con torrecillas cilíndricas.
Materiales:
El material constructivo que se utiliza para esta impresionante edificación es
la piedra. En mampostería, se ejecuta la totalidad de la obra. Apenas se
trabaja la materia prima; solamente se colocan los pedruscos que se obtienen
del territorio circundante, sin previa elaboración de los mismos, dando un
aspecto tosco a la construcción.
Estado
de conservación: Muchas partes del castillo se encuentran derruidas. La torre
del homenaje es un ejemplo de estas estructuras que, con el paso de los años y
con las guerras, se han ido deteriorando. Algunos elementos se han
reconstruido, como por ejemplo algunos muros y almenas.
Propiedad
y uso: En la actualidad, se encuentra en manos de la Comunidad Autónoma de La
Rioja.
13 de septiembre de 2016
pórtico de la iglesia de santa maría de los reyes, laguardia
El
templo parroquial de Santa María de los Reyes es el principal monumento
religioso de Laguardia.
Pero
el turista que se acerca a Laguardia lo hace atraído por tres razones: visitar
su encantador y pintoresco entramado de calles perfectamente conservado; para
probar sus buenos vinos de La Rioja Alavesa en sus innumerables bares y bodegas
y para visitar el pórtico de Santa María de los Reyes.
Son
muchas en España e, incluso, en el País Vasco, las portadas góticas de gran
espectacularidad, pero hay muy pocas que estén policromadas completamente.
Además, hay que reconocer que la impresión que ejerce en el espectador la
primera vez que se acerca a visitar este monumento se hace inolvidable. Hay un
punto de teatralidad y de suspense. Los turistas se arremolinan ante la puerta
invisible al estar cerrada por un pórtico moderno que nada espectacular ofrece.
Luego hay que entrar por una pequeña puerta que da paso a un espacio vertical
oscuro. De repente se encienden unos focos a nuestra espalda y lo que era un
mero conjunto amorfo de brillos y sombras pasa a ser una espectacular portada
gótica riquísima en abigarrada escultura intensamente policromada (predominan los
dorados, rojos y ocres).
Por
este motivo siempre se asocia la portada de Santa María de los Reyes con el
pórtico de la Colegiata de Toro, también policromado.
El
Pórtico o Portada Sur:
La
policromía superficial del conjunto escultórico data de finales del siglo XVII.
Llama
poderosamente la atención su extraordinario nivel de conservación, consecuencia
de haber estado a refugio de las inclemencias meteorológicas al estar protegido
por el porche exterior.
Pero
para quien sepa observar, lo que verdaderamente destaca es la calidad de los
escultores que ejecutaron la obra. Prima un naturalismo casi renacentista en
algunas de las figuras. Las proporciones de los personajes y sus movimientos
son correctísimos y los rostros -todos individualizados- transmiten
sentimientos y pensamientos
Estamos,
sin duda, al margen del primer impacto visual, ante una obra maestra.
En
cuanto a la iconografía, como veremos posteriormente, se trata de la típica
portada gótica mariana, donde se exalta la gloria de la madre de Dios.
Las
arquivoltas:
La
portada dispone de cinco arquivoltas, siendo las tres impares las que aportan
figuración esculpida al modo gótico, esto es, con las estatuas colocadas
siguiendo la dirección de los arcos.
En
la primera arquivolta interior los representados son bellos ángeles que tocan
instrumentos musicales, tales como un laúd, una gaita, un salterio, un arpa,
una trompeta, etc.
La
segunda arquivolta historiada -la tercera del conjunto- está constituida por
relieves de mujeres santas y mártires con sus correspondientes atributos que
permiten su identificación.
La
arquivolta más externa está ocupada por esculturas de reyes y profetas del
Antiguo Testamento.
En
la enjuta derecha aparecen dos estatuas de reyes, se trata de Don Sancho
Abarca, fundador de Laguardia y su esposa.
El
Apostolado:
Junto
a la estatua de María que ocupa el parteluz y de la que luego nos ocuparemos,
sin duda son los apóstoles que se colocaron en las jambas de la portada los que
más perceptibles son gracias a sus buenas dimensiones y por estar situadas en
posiciones más bajas, cercanas a los ojos de los visitantes.
Todo
en ellos nos habla de la calidad del taller: los rostros, la delicadeza en los
modelados de los peinados y barbas, las túnicas y ropajes con multitud de
matices, los pliegues perfectamente resueltos, las manos con detalles
anatómicos como las venas, nudillos y tendones, etc.
En
efecto se trata de dos grupos de seis apóstoles en cada lado, donde Judas
Iscariote es reemplazado por San Pablo el "apóstol de los gentiles".
Llevan
atributos que permiten aproximarnos a su identificación: San Pablo con su
habitual alopecia y la espada con que fue decapitado, San Andrés con su cruz,
San Bartolomé con un diablo encadenado, San Pedro y las llaves, Santiago con
atuendo de peregrino, etc.
El
tímpano:
El
tímpano que cobijan las arquivoltas se compone de tres franjas muy bien
aprovechadas espacialmente para establecer una serie de relatos bíblicos
destinados a glorificar a la Virgen María como madre de Dios.
La
franja inferior relata de izquierda a derecha su papel en la redención como
madre del Mesías. A la izquierda aparece el arcángel san Gabriel anunciándole
la buena nueva a María. Lo que hace especial a esta representación, al margen
de su elegancia y belleza formal, es que la Virgen aparece ya embarazada.
A
la derecha, siguiendo el orden del relato neotestamentario y su reflejo en la
iconografía medieval, se nos muestra la Visitación. En ella María y Santa Elena
se toman las manos mutuamente.
A
la derecha y ocupando el espacio central de este friso inferior tenemos la
Epifanía o Adoración de los Reyes Magos. Además de los tres reyes (el mayor en
postura de genuflexión) aparecen las estatuas de dos pajes y uno de los
caballos. Llama la atención que uno de los magos y su paje aparecen con sus
rostros pintado de negro. Volvemos aquí a recordar que la policromía actual es
de finales del siglo XVII, cuando ya se había atribuido la raza negra africana
a uno de los reyes. De hecho, la estatua medieval no muestra ningún rasgo
negroide puesto que el escultor del siglo XIV talló a los tres con rasgos
europeos. Hay que recordar que en la Edad Media, hasta finales del siglo XIV y
sobre todo el XV, los tres Reyes Magos no representan los continentes ni sus
diferentes razas, sino las tres edades del hombre
El
friso o banda intermedia se ocupa de la Dormición y Asunción de la Virgen pero
con elementos tomados de textos apócrifos.
En
el extremo de la izquierda aparecen los doce apóstoles en dos filas
superpuestas de seis, con gestos de tristeza sobre una serie de relieves
lobulados pintados de blanco que, sin duda, quieren representar las nubes.
Estamos ante el episodio del evangelio apócrifo de San Juan Bautista el Teólogo
en que los apóstoles son llevados en una nube por el cielo hasta el lecho de
muerte de María.
Precisamente,
la Dormición se nos muestra en el lado opuesto. Los apóstoles se hayan ante el
lecho de María cuya piel se pintó de color blanquecino para dejar evidencia del
trance en que se halla. Uno de los apóstoles toma delicadamente su cabeza,
mientras que otro, probablemente San Juan por su cara imberbe, toma sus manos.
En medio de ellos, aparece Cristo, esculpido con mayor altura, que acoge con su
brazo izquierdo sobre su pecho una figurita femenina pequeña que simboliza el
alma de María.
En
el centro, aparece la Asunción propiamente dicha. La Virgen aparece entronizada
dentro de una mandorla dorada, siendo impulsada a los cielos por tres ángeles.
También esta iconografía tiene orígenes apócrifos como el hecho de que María
lanza su cinturón a Santo Tomás que aparece arrodillado en la parte inferior.
En
el registro superior del tímpano se esculpió la Coronación de la Virgen. María
recibe una corona colocada al alimón por Cristo que se encuentra a su lado y
por un ángel. Otros dos ángeles rodean la escena y portan instrumentos
musicales como un salterio y un laúd.
El
parteluz y la Virgen:
Siendo
como es ésta una portada netamente mariana, la imagen encastrada en el parteluz
corresponde a la Virgen, dispuesta de pie con el Niño sujeto por su brazo
izquierdo. El volumen de Jesús es aquí deliberadamente desproporcionado, muy
pequeño, frente al gran porte de María. Un nuevo matiz que nos lleva a pensar
que el escultor quería dar todo el protagonismo a la madre.
Hay
que fijarse en la postura de la cadera y las piernas que realizan el llamado
"contraposto" clásico revivido por los primeros grandes escultóricos del
gótico clásico francés.
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