Declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser cuna del castellano.
El
origen de la construcción del monasterio se refleja en una leyenda que narra
como el rey García, el de Nájera, ordenó el traslado de los restos de San
Millán que se encontraban en Suso al monasterio de Santa María La Real de
Nájera. Los bueyes que tiraban de la carreta se detuvieron el valle como si los
restos del Santo no quisiesen abandonarlo construyendo en ese lugar el actual
monasterio de Yuso. Un monasterio románico de los siglos X y XI del que en la
actualidad no queda ningún resto, sobre el que se construyó entre los siglos
XVI y XVIII el actual monasterio de Yuso por los abades benedictinos. Los
monjes benedictinos se trasladaron al monasterio en el siglo X. Uno de los
abades más relevantes fue Domingo, natural de la población riojana de Cañas,
más conocido como Santo Domingo de Silos.
La
portada de acceso al monasterio se realizó en 1661 y en ella aparece el relieve
de San Millán “Matamoros” ya que según la tradición combatió al islam junto con
Santiago en la batalla de Simancas. El zaguán se hizo poco más tarde en 1689,
todo ello da acceso al Salón de los Reyes llamado así por los cuatro grandes
lienzos de reyes bienhechores del monasterio.
El
claustro bajo se comenzó en 1549 y aunque sus bóvedas son góticas la concepción
es renacentista. El superior es clasicista y contiene veinticuatro cuadros de
José Vexes, cuyas escenas principales versan sobre la vida de San Millán,
escrita por San Braulio, Arzobispo de Zaragoza.
La
sacristía es una de las más bellas de España, antigua sala capitular comenzó a
usarse como tal hacia 1693. Los frescos del techo del siglo XVIII conservan sin
haber sido restaurados toda la riqueza del color original. La cajonería es de
madera de nogal, encima de la cual hay veinticuatro óleos sobre cobre de estilo
barroco de procedencia flamenca, madrileña e italiana.
La
iglesia del monasterio es lo primero que se hizo de todo este conjunto,
comenzada en el año 1504 se terminó treinta seis años después, está catalogada
dentro del gótico decadente. El grandioso retablo del altar mayor contiene un
lienzo de Fray Juan Ricci, de la escuela del Greco, que representa a San Millán
a caballo en la batalla de Hacinas. La extraordinaria rejería de Sebastián de
Medina de 1676 completa el conjunto artístico de la capilla mayor.
La
sillería de coro bajo fue realizada por un tallista flamenco en torno a 1640,
el trascoro de estilo rococó francés está decorado con esculturas de bulto
redondo que representan a discípulos de San Millán, destacando por su belleza
el púlpito plateresco decorado con relieves de los evangelistas y símbolos de
la pasión. El coro alto, algo posterior al bajo, está sostenido por un arco con
dieciséis medallones, de la primera mitad del siglo XVII.
La
estantería de los cantorales del monasterio conserva en su haber veinticinco
volúmenes copiados entre 1729 y 1731. El archivo y biblioteca monasterial de
gran valor para los investigadores está considerado entre los mejores de
España; en él se guardan dos cartularios y trescientos volúmenes originales.
En
la sala de exposiciones resaltan las réplicas de los marfiles románicos de las
arquetas: relicarios de San Millán del siglo XI y de San Felices del siglo XII.
Fue
construido por monjes benedictinos, que permanecieron en él hasta la
desamortización y exclaustración del XIX. Actualmente los frailes Agustinos Recoletos
son los que mantienen vivo el espíritu del monasterio.
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