La
concatedral de Santa María de la Redonda está situada en una de las arterias
principales de la ciudad, la calle Portales, edificada sobre un oratorio del
siglo XII. Se comenzó a construir en el XV, y las ampliaciones y remodelaciones
se continuaron hasta el XVIII. La fachada principal está labrada a modo de
retablo y cerrada por una gran reja de hierro forjado. Las torres, conocidas
como «las gemelas», ejemplo del barroco riojano, están vinculadas con otras de
La Rioja por su tracista: Martín de Beratúa.
Está dividida en tres naves
separadas por grandes columnas cilíndricas y girola. Los elementos más
representativos son un cuadro de la crucifixión de Cristo, atribuido a Miguel
Ángel; el sepulcro del General Espartero y su mujer, Doña Jacinta Martínez de
Sicilia; las rejas que cierran las capillas laterales, por su excepcional
trabajo de forja y talla; y el Santo Sepulcro, ubicado en la capilla de Nuestra
Señora de los Ángeles, elaborado en carey, filigrana de plata y madera.
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