La
iglesia de Santiago el Real constituye una de las paradas de los peregrinos.
Fechado en el siglo XVI, es el templo más vinculado a la ciudad. En él se
reunía el concejo municipal y se guardaba el archivo. La fachada, concebida a
modo de arco del triunfo (siglo XVII), está decorada con dos esculturas del
santo, uno con hábitos de peregrino y un Santiago Matamoros.
Junto
a la iglesia encontramos la fuente de Santiago, también llamada «de los
peregrinos», ya que aquí podían pararse a descansar y refrescarse.
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