El faro está situado a 42º
06’ 3 latitud Norte y 08º 53’ 8 longitud Oeste, a una altura de 30 metros sobre
el terreno y a 85 sobre el nivel del mar. Da una luz blanca en grupos de 2+1
destellos cada 15 segundos y tiene un alcance de 35 millas náuticas.
El actual faro de Silleiro fue construido en 1924 sustituyendo al antiguo faro que funcionó por primera vez el 31 de marzo de 1862 y daba una luz fija blanca con un alcance de 17 millas. Del antiguo faro aún se conserva la fachada de granito en primera línea de costa a unos 800 metros al NNO del faro actual sobre las restingas que despide el cabo.
El actual faro de Silleiro fue construido en 1924 sustituyendo al antiguo faro que funcionó por primera vez el 31 de marzo de 1862 y daba una luz fija blanca con un alcance de 17 millas. Del antiguo faro aún se conserva la fachada de granito en primera línea de costa a unos 800 metros al NNO del faro actual sobre las restingas que despide el cabo.
Este faro fue construido
para dar respuesta a la necesidad de lograr un mayor alcance de la luz. Par
ello era necesario elevar de forma considerable al altura del plano focal y
colocar un aparato luminoso de mayor potencia, premisas que en la torre antigua
era imposible conseguir. Fue inaugurado el 8 de agosto de 1924 y durante un mes
funcionó simultáneamente con el faro viejo, por entonces atendido por el
torrero Juan Prego.
El autor del primer proyecto fue el ingeniero Ramón Martínez Campos, reformado después por Mauro Serret que dirigiría finalmente las obras auxiliado por el torrero Juan Gutiérrez. Los trabajos se adjudicaron en 158.254 pesetas.
Sin embargo, cuando el faro llevaba apenas 5 meses funcionando, en la noche del 21 al 22 de diciembre se declaró un invencido en la cámara de servicio al caerse un quinqué sobre algodones empapados en petróleo que eran utilizados para limpiar los derrames que se producían al cargar los depósitos. En aquel momento se encontraban en la cámara los torreros Ildefonso Ruiz Mayorga y
Antonio Bruno además de una hija de este. Intentaron sofocar el incendio sin éxito, el primero pudo escapar por la escalera mientras los dos últimos buscaron refugio en el balconcillo exterior, sufriendo los tres quemaduras de importancia. A pesar de ello, una vez extinguido el incendio, trataron de poner el faro de nuevo en funcionamiento con la lámpara de socorro en medio del duro temporal que azotaba aquella noche, pero las averías producidas eran tales (la linterna perdió 18 cristales) que no fue posible.
Hubo que volver a rehabilitar apresuradamente el faro antiguo en lo que se reparaba el moderno y así funcionó hasta que por fin la noche del 13 de julio de 1925 comenzó a funcionar el actual faro de forma definitiva.
El 15 de septiembre de 1932 la electricidad sustituye al petróleo como iluminante. En un principio el faro funciona con una lámpara de 1500 w que posteriormente se cambió por una de 3000 w.
En 1955 se convierte en aerofaro acoplándose unas lentes que producen un haz aéreo de 70º sobre la horizontal y que puede ser identificado por los aviones hasta una distancia de 20 kilómetros.
En él se instaló uno de los primeros radiofaros ya en 1926, alimentado por un grupo electrógeno y baterías, cambiándose en 1952 por otro más moderno de la casa Standard modelo LB-100 que funcionaba en cadena con los radiofaros de Cabo Villano y Cabo Finisterre. Posteriormente ese equipo fue sustituido por otro Marconi que se mantuvo en funcionamiento hasta fechas recientes.
En la actualidad, además de continuar prestando servicio como señal luminosa, es base receptora de dos sistemas diferentes de medición de oleaje y corrientes y dispone de una estación receptor-emisor del nuevo sistema AIS de ayuda a la navegación.
El autor del primer proyecto fue el ingeniero Ramón Martínez Campos, reformado después por Mauro Serret que dirigiría finalmente las obras auxiliado por el torrero Juan Gutiérrez. Los trabajos se adjudicaron en 158.254 pesetas.
Sin embargo, cuando el faro llevaba apenas 5 meses funcionando, en la noche del 21 al 22 de diciembre se declaró un invencido en la cámara de servicio al caerse un quinqué sobre algodones empapados en petróleo que eran utilizados para limpiar los derrames que se producían al cargar los depósitos. En aquel momento se encontraban en la cámara los torreros Ildefonso Ruiz Mayorga y
Antonio Bruno además de una hija de este. Intentaron sofocar el incendio sin éxito, el primero pudo escapar por la escalera mientras los dos últimos buscaron refugio en el balconcillo exterior, sufriendo los tres quemaduras de importancia. A pesar de ello, una vez extinguido el incendio, trataron de poner el faro de nuevo en funcionamiento con la lámpara de socorro en medio del duro temporal que azotaba aquella noche, pero las averías producidas eran tales (la linterna perdió 18 cristales) que no fue posible.
Hubo que volver a rehabilitar apresuradamente el faro antiguo en lo que se reparaba el moderno y así funcionó hasta que por fin la noche del 13 de julio de 1925 comenzó a funcionar el actual faro de forma definitiva.
El 15 de septiembre de 1932 la electricidad sustituye al petróleo como iluminante. En un principio el faro funciona con una lámpara de 1500 w que posteriormente se cambió por una de 3000 w.
En 1955 se convierte en aerofaro acoplándose unas lentes que producen un haz aéreo de 70º sobre la horizontal y que puede ser identificado por los aviones hasta una distancia de 20 kilómetros.
En él se instaló uno de los primeros radiofaros ya en 1926, alimentado por un grupo electrógeno y baterías, cambiándose en 1952 por otro más moderno de la casa Standard modelo LB-100 que funcionaba en cadena con los radiofaros de Cabo Villano y Cabo Finisterre. Posteriormente ese equipo fue sustituido por otro Marconi que se mantuvo en funcionamiento hasta fechas recientes.
En la actualidad, además de continuar prestando servicio como señal luminosa, es base receptora de dos sistemas diferentes de medición de oleaje y corrientes y dispone de una estación receptor-emisor del nuevo sistema AIS de ayuda a la navegación.
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