También
conocida como Iglesia Nueva de Sabugo se halla en la Plaza de la Merced.
Merece
la pena entrar a verla por dentro porque se asemeja mucho a una catedral, con
techos de gran altura y amplitud de espacios. Destacan también sus vidrieras
que dan mucha luminosidad al interior, realizadas en el taller de los hermanos
Maumejean.
El
templo tiene planta basilical, con tres naves, crucero y un ábside poligonal
flanqueado por dos sacristías y precedido por un gran arco de triunfo apuntado.
El Altar Mayor está presidido por un Crucificado (que se apoya en el propio
suelo), y detrás de él todas las paredes están revestidas de pinturas murales
que representan escenas de la vida de Santo Tomás de Canterbury y San Pedro
Nolasco, realizados en el taller del asturiano Félix Granda-Buylla.
En
los laterales hay múltiples retablos de madera tallada y esculturas diversas, así
como confesionarios neogóticos de madera. La iglesia es de estilo neogótico y
fue diseñada por el arquitecto Luis Bellido González, inaugurándose en 1903.
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