Situación:
El Castillo de Peñafiel se adapta al estrecho y largo cerro sobre el que se
asienta en la localidad del mismo nombre, en la provincia de Valladolid, a 56
kilómetros de su capital. Peñafiel constituyó junto con su castillo un punto
fundamental en la línea defensiva del Duero, tanto para cristianos como para
musulmanes allá por los siglos IX y X. Desde el cerro el castillo dominaba los
valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, y protegía la población. Está
situado en la antigua frontera cristiano-árabe y controlaba la línea del Duero
y el final de la ruta del río Duratón, camino medieval que venía desde tierras
segovianas.
Historia:
Su primera edificación data de principios del siglo X. Las primeras noticias de
esta fortaleza datan de principios del siglo XI cuando el conde Sancho García
lo toma a los árabes y pronuncia la célebre frase desde hoy en adelante esta
será la peña más fiel de Castilla, con lo que dio origen al nombre de la villa,
que antes se llamaba Peña Falcón. El señorío de Peñafiel, creado por Fernando
III el Santo, pasa a manos de Alfonso X el Sabio y de éste a su sobrino Don
Juan Manuel, el infante poeta, autor del conocido libro El Conde Lucanor. Es
éste quien reedifica la vieja fortaleza del siglo XI, que se prolongaba a
través de unas murallas, hasta rodear toda la villa. Don Juan Manuel lo donó al
monasterio dominico de San Pablo. Sin embargo, el castillo actual es obra
inacabada, edificada sobre las ruinas anteriores, en el siglo XV, por Don Pedro
Girón, maestre de la orden de Calatrava, durante el reinado de Juan II de
Castilla.
En 1442
nació aquí el desdichado príncipe de Viana. Este príncipe era hijo de Juan II
de Aragón y Blanca de Navarra. A la muerte de su madre, se vio obligado a
gobernar el reino con la segunda esposa de su padre. Surgieron discordias y el
reino se dividió en dos grupos. El príncipe fue encarcelado y murió envenenado
a los pocos meses.
Descripción:
Por su original forma se le ha comparado con un inmenso barco anclado en la
meseta castellana y está considerado como joya de los castillos vallisoletanos
y uno de los ejemplos más perfectos de los llamados castillos roqueros en
Castilla y seguramente en España.
Su
estilo es ojival germánico. Su planta rectangular, de unos 210 metros de
longitud por unos 35 metros de anchura, y termina hacia el norte formando un
ángulo agudo. Consta de dos recintos. El recinto exterior es grueso y presenta
una puerta defendida por dos cubos. El recinto interior presenta la fuerte chimenea-torre
del homenaje y cortinas de muralla que se apoyan en 30 torres redondas,
separadas cada 10 ó 15 metros, que se corresponden en ambas fachadas.
Igualmente aparecen cubos en los ángulos y en el centro de la pequeña fachada
que da al sur.
Situada
con una ligera orientación al norte está la torre del homenaje, de 34 metros de
altura y planta rectangular. Está flanqueada por ocho torrecillas cilíndricas
en los ángulos y en el centro de sus cuatro lados. El interior de la torre
consta de dos plantas abovedadas, dos cámaras que se nutren con bóvedas de
cañón, unidas por una escalera de caracol de planta cuadrada, y rematada con el
típico matacán almenado con garitas en las esquinas. La planta inferior se usó
de prisión y la superior, de gran altura, posee ventanales y chimeneas. A ambos
lados de la torre se desarrollan dos amplios patios, actualmente vacíos pero
que debieron albergar pabellones para soldados y siervos y las caballerizas al
sur y los almacenes y el aljibe al norte. Aún subsiste el aljibe que
suministrara agua al castillo y cámaras subterráneas junto a la torre. Se
completa el conjunto con una puerta de escape y con galerías. También se ve el
paseo de ronda que presenta un remate almenado. La entrada a la torre del
homenaje debió de ser a través de un puente levadizo. A través de una segunda
puerta, se accede al amplio patio situado al sureste, en el que se ha
construido el Museo del Vino.
Materiales:
Toda la construcción está realizada en piedra perfectamente labrada, sillares
calizos y blanquecinos que recuerdan a un gran buque. La piedra que se usó en
su construcción fue extraída, al igual que la de la catedral de Valladolid, de
las canteras de Campaspero.
Estado
de conservación: Se encuentra restaurado y algo transformado, y alberga el Museo
del Vino.
Propiedad
y uso: Es propiedad del Ayuntamiento de Peñafiel.
Protección:
Fue declarado Monumento Nacional por Real Orden del 1 de junio de 1917.
Bajo la
protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la
Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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