Cualquier rincón de la villa merece una parada, una
fotografía, y aunque no dispone de monumentos de valía artística, el conjunto
resulta sobresaliente, y puede observarse en un paseo por sus calles
peatonales.
Todas las casas siguen un mismo patrón constructivo: un piso inferior de piedra en granito que daba paso generalmente al establo donde vivían caballos y otros animales; un primer piso al que se accedía por una estrecha escalera, donde se distribuían las habitaciones, alrededor de una pequeña estancia, y una segunda planta con la cocina y alguna otra habitación que hacía las veces de despensa o almacén. En la parte superior se ubicaba un desván o sobrado que se utilizaba como secadero de carnes, embutidos y otras viandas diversas.
Las calles son siempre estrechas y sinuosas, el origen de este trazado es medieval, seguramente morisco o judío, pues se conoce una notable actividad de la Inquisición (puede verse en algunos de los escudos).
Todas las casas siguen un mismo patrón constructivo: un piso inferior de piedra en granito que daba paso generalmente al establo donde vivían caballos y otros animales; un primer piso al que se accedía por una estrecha escalera, donde se distribuían las habitaciones, alrededor de una pequeña estancia, y una segunda planta con la cocina y alguna otra habitación que hacía las veces de despensa o almacén. En la parte superior se ubicaba un desván o sobrado que se utilizaba como secadero de carnes, embutidos y otras viandas diversas.
Las calles son siempre estrechas y sinuosas, el origen de este trazado es medieval, seguramente morisco o judío, pues se conoce una notable actividad de la Inquisición (puede verse en algunos de los escudos).
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