Las
pruebas más antiguas que se han encontrado desvelan que esta iglesia fue una
construcción de mediados del Siglo XII, pero las obras continuaron en el siglo
XIII y se prolongaron incluso hasta el siglo XIV.
Destaca
porque sobre su puerta sur se encuentra un rosetón de rueda de carro que se ha
convertido en símbolo característico del románico zamorano. Durante el gótico
se añadió la portada oeste, muy deteriorada, y su gran ventanal.
La
torre se sitúa sobre el ábside mayor ya que servía de complemento a la muralla
que corría junto a ella. De hecho, su nombre popular deriva de su ubicación
junto a la Puerta Nueva de las antiguas murallas, hoy bajo la Plaza Mayor.
En 1531
Rodrigo Gil de Hontañón unió el interior con dos arcos que van desde la
cabecera hasta los pies, pero en 1559, la torre, construida en 1057, se hundió
hacia dentro arrastrando el arco y el ábside del Evangelio, así como la capilla
mayor. Fue en 1564 cuando Diego Camarón le dio la forma actual y también incluyó
el alfarje de par y nudillo. En 1642 se alza sobre la torre la veleta-armadura
de Peromato, hoy en día reproducción del original, que se encuentra en el Museo
de Zamora. En la torre estuvo también desde el medievo hasta el siglo XIX el
reloj del Concejo.
Anteriormente
su planta era de tres naves y tres ábsides cuadrados, pero en la actualidad,
después de la reforma que sufrió en el siglo XVI, sólo conserva una nave con
cubierta mudéjar de madera y tres capillas reformadas. Sus capiteles están
adornados como motivos vegetales y bolas. Lo que fue la capilla Mayor, es ahora
la actual torre, que sustituye a la primitiva. Muy rebajada y maciza, está
rematada por la figura de Peromato, que sirve como veleta.
Las
portadas de esta iglesia merecieron la declaración de Monumentos Histórico
Nacional en 1961.
Destaca
del exterior la portada sur, que es la portada principal y se encuentra en
perfecto estado de conservación. Se encuentra flanqueada por dos esbeltas
columnas adosadas y tres arquivoltas de medio punto que muestran una elegante
decoración. La decoración de las columnas exteriores tienen flores abiertas y
la interior formas geométricas mezcladas con motivos florales.
En la
parte superior se encuentra un magnífico rosetón, de rueda de carro, con la
cruz de Malta inscrita, de la que parten ocho columnillas, a modo de radios,
unidas entre sí por sencillos arcos. Entre uno y otro hay un pétalo.
En la
portada norte, hoy condenada, aparece un vano con arquivoltas lisas que es
coronado por otro rosetón a modo de flor de seis pétalos con adornos de clavos
floreados y sobre ella el Cordero, símbolo de San Juan Bautista.
En su
interior, destaca el retablo principal, dedicado a San Juan Bautista y del
siglo XVI. También se guardan dos de las imágenes de la famosa Semana Santa
zamorana: el Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario