La tradición
fija el siglo VII como posible fundación del monasterio, y atribuye la misma a
San Fructuoso. Aunque sus orígenes nos son desconocidos se sabe, en todo caso,
que ya existía en el año 942, gozando de notable protagonismo, especialmente en
los siglos XVI y XVII.
En 1835 los
monjes benedictinos abandonan el Monasterio de Poio por causa de la ley de
desamortización y medio siglo después, concretamente en 1890 llegan hasta aquí
los religiosos de la Orden de la Merced.
El Claustro
de las procesiones es una obra magnífica del S. XVI del arquitecto Ruiz de
Pama-mes y del maestro Mateo López. Tiene arcos redondos y bóvedas de crucería
que arrancan de ménsulas en forma de mascarones empotradas en los muros.
La iglesia
es de renacimiento puro, con elementos barrocos en las balaustradas del coro.
Este último, sostenido por un amplio arco. En el punto central de la bóveda del
crucero destaca un excepcional florón en donde esta labrada la fecha de 1708,
año en que remataron las obras de edificación del templo. El pavimento de la
iglesia, del año 1776, servía antiguamente para dar sepultura a los feligreses,
de ahí que sus piedras estén numeradas perfectamente cuadriculadas.
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