El primitivo puente fue construido por las
tropas romanas para salvar el lecho del río Lérez en una de sus principales
rutas de comunicación terrestre.
Poco o nada se conoce sobre el antiguo
puente. Nadie pudo establecer con exactitud su situación, dimensión o
configuración. El hallazgo del miliario de Adriano, datado en el año 134, y la
alineación del camino medieval de A Santiña, indican que podría estar aguas
abajo respecto del actual, ya que en la época romana el lecho del río era mucho
menos ancho.
Mientras duró el imperio romano, se mantuvo
la infraestructura de comunicación unos cuantos siglos más.
Hasta bien entrado el s. XII, el comercio
terrestre y marítimo no volvería a reactivarse. Durante este tiempo se cree que
el puente se mantuvo en pie hasta la refundación de la ciudad en 1169, aunque
en tan mal estado que hubo necesidad de hacer uno nuevo a su lado.
El primitivo puente
contaba con quince arcos rebajados de medio punto construidos en mampostería.
En la actualidad solo son visibles once, ya que los avances de los diques
ocasionaron el soterramiento de cuatro de ellos, que se descubrieron en las
excavaciones arqueológicas realizadas en 2006. También de los apenas tres
metros de ancho que tenía en el s. XII se fue ampliando hasta los más de once
que tiene hoy en día.
Es paso obligado del Camino Portugués de
peregrinación a Santiago, que sigue en buena parte el trazado de la vía romana
XIX.