3 de noviembre de 2019

fuente de venus, aranjuez





Conocida popularmente como La Mariblanca el conjunto tiene como principal icono a la diosa Venus (Afrodita), una de las doce divinidades olímpicas. Según la mitología griega, nace al unirse el mar con la espuma formada por el esperma de Urano (el cielo) después de que Saturno (Cronos) le cortara los testículos. Suele representarse montada en una concha.

fuente de las cabezas, jardín del príncipe, aranjuez








La Fuente del Cisne o de las Cabezas está situada en el Jardín del Príncipe de Aranjuez. Hacía más de ciento cincuenta años que desaparecieron los elementos que daban nombre al conjunto: las ocho cabezas que, yaciendo en el suelo, escupían agua hacia el centro de la fuente. La obra se realizó durante el reinado de Carlos IV y se restauró por orden de Fernando VII. En ella vemos a dos tritones (figuras mitológicas formadas por niños con colas de pescado) sujetando a un cisne que escupe agua.

estanque de los chinescos, jardín del príncipe, aranjuez





Se trata de un lago artificial con tres isletas donde puedes ver un templete de estilo griego con columnas jónicas que emulan ser de mármol, el cual a principios del siglo XVIII construyó Juan de Villanueva, quien fuera el arquitecto del edificio del museo del Prado.
Pero en realidad es un templete de estilo chinesco el que da nombre al estanque.
Parece ser que el templete chinesco original sufrió graves daños durante la conflagración de la Guerra de la Independencia, y que el rey Fernando VII ordenó su reconstrucción.

fuente de narciso, jardín del príncipe, aranjuez





La Fuente de Narciso, reconstruida en el año 1827 por el escultor Joaquín Dumandre, quien representó en su obra la figura de este personaje mitológico junto a su perro. Sobre un tazón sustentado por cuatro atlantes, Narciso se asoma hacia el agua para ver reflejada su propia imagen, sin sospechar que la imagen que recibe es la suya propia.

jardín del príncipe, aranjuez








jardín del parterre, aranjuez






palacio real de aranjuez








Felipe II, haciendo suyo un antiguo proyecto de su padre, el Emperador Carlos, ordenó en el año 1561 la sustitución de la vieja residencia maestral de Aranjuez por un nuevo edificio que es el antecedente del actual Palacio Real ribereño. Juan Butista de Toledo fue el arquitecto a quien el rey encargó los planos, iniciándose la construcción de la capilla, que fue culminada por Juan de Herrera. Unos años más tarde, se comienzan las obras del Palacio bajo la dirección de Juan de Minjares. Cuando Felipe II muere, en 1598, la construcción ribereña presenta acabada la llamada torre sur, ocupada por la capilla, y una gran parte de las fachadas de mediodía y poniente.
Hasta el reinado de Felipe V permanecen prácticamente abandonadas las obras del nuevo Palacio Real de Aranjuez. El rey borbónico, siguiendo los primitivos planos de Herrera encomienda al aparejador de los Reales Sitios, Pedro Caro Idrogo, la continuación de las obras, que se reinician en el año 1715. Se levanta la torre norte, de idénticas características a la construida por Minjares, y se completa la fachada oeste, construyéndose también toda la estructura que conforma el actual cuerpo del Palacio.
Destruido el edificio por un incendio, Fernando VI encarga su reconstrucción a Santiago Bonavía, quien incluye en la restauración de la fachada principal algunos cambios, como los arcos sustentadores de la terraza del primer piso y la adición del frontis sobre el que descansan las estatuas de los reyes Felipe II, Felipe V y Fernando VI.
Fachada lateral del Palacio Real de Aranjuez desde la Plaza Parejas.
En época de Carlos III se amplía el Palacio Real de Aranjuez, siendo Francisco Sabatini el autor de las alas de poniente, que limitan lateralmente la soberbia Plaza de Armas. En el extremo del ala derecha se levantó la actual capilla, decorada por Bayeu, no concluyéndose el teatro que debía ubicarse en el ala situada a la izquierda. El Palacio Real de Aranjuez se caracteriza exteriormente por sus colores blanco, de la piedra de Colmenar, utilizada en su construcción, y rojo, de los ladrillos empleados en sus paramentos. El frente del edificio, excepto en su cuerpo central, presenta una sucesión de ventanas, en su piso inferior, y balcones, en el superior, que es rematado por una balaustrada. En el cuerpo central, con un piso más, se encuentra el frontón con el escudo de Fernando VI, sobre el que están colocadas las estatuas de los reyes Felipe II, Felipe V y Fernando VI, según el proyecto de Bonavía. En la parte inferior de este cuerpo central un pórtico de cinco arcos de medio punto, también diseñado por Bonavía, sustenta la terraza del piso principal con su gran balconada. La fachada orientada al Este, con dos pisos, posee en su centro un cuerpo saliente cuyas ventanas y balcones dominan los Jardines del Parterre. Finalmente, las fachadas Norte y Sur, de características arquitectónicas similares, están compuestas de dos cuerpos rematados por una balaustrada.