"AL HACER UNA FOTOGRAFÍA TENEMOS TANTAS POSIBILIDADES, PUNTOS DE VISTA Y SITUACIONES QUE EL MERO HECHO DE ESCOGER YA ES UNA CREACIÓN" francesc català-roca
7 de febrero de 2016
madamas y galanes
Madamas y Galanes.
Para los vecinos de Vilaboa (Pontevedra), sobre todo de las parroquias de Cobres, el Entroido es vivido de un modo muy especial ya que se desenvuelve en estas fechas una fiesta de gran tradición.
El tradicional "Entroido dos Cobres", según escritos de la época, se remonta a principios del siglo XVIII y debe su actual vigencia a la tradición oral que fue transmitiendo el interés y participación en la fiesta de generación a generación. Esta herencia cultural pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos logró mantener viva y presente una celebración colectiva sorprendente y particular, tal y como es el "Entroido dos Cobres".
Hoy en día, este Carnaval es uno de los más llamativos, vistosos y atractivos de los que se desenvuelven en Galicia. Su singularidad procede tanto del mantenimiento de una tradición única, como de ser testigo de un tiempo pasado, el colorido de la indumentaria empleada, el desarrollo de originales actividades así como la alta participación e implicación de los asistentes son, de algún modo, integrados en la celebración.
Durante los días que se celebra el carnaval, las "Madamas y Galanes" recorren distintos lugares de las parroquias de Santa Cristina y San Adrián. Acompañados por una charanga, que al son de la música regalan con sus bailes a los presentes allí por donde van.
Los sombreros son sin duda el mayor atractivo. Realizados con flores, hojas, cintas, lentejuelas, collares y multitud de adornos, las cabezas necesitan un descanso por el gran peso que soportan.
El traje una vez hecho, se va retocando de año en año y se tardan unos seis meses en tenerlo listo. Tiene un valor económico muy alto, pero sobre todo sentimental. No se prestan de unos a otro, nadie se desprende de ellos, los conservan de generación en generación, hay algunos muy antiguos. Al bailar, las plumas se escapan, se enganchan unos a otros y se pierden lentejuelas, collares, por lo que hay que renovarlos año a año.
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