26 de mayo de 2013

catedral nueva, salamanca







Adosada a la Catedral Vieja, se comenzó a construir en 1513 esta Catedral llamada popularmente “La Nueva”. El Cabildo Catedralicio de Salamanca fue su impulsor con la financiación de los Reyes Católicos Isabel y Fernando que por entonces estaban en su máximo apogeo religioso, cultural y político y España era un exponente en el Mundo. 
Las obras duran nada menos que 250 años y fueron varios y a cual mejor los arquitectos que dirigieron las mismas: Juan de Álava, que trabajó principalmente en Salamanca donde entre 1520 y 1535 dirigió en esa época las obras de esta Catedral Nueva de Salamanca, y cuya fachada decoró con variados elementos renacentistas de influencia medieval donde destacaban estatuas de santos en repisas incrustados en la famosa piedra de Villamayor, cantera al oeste de Salamanca muy prolifera en nuestros monumentos.
Juan de Álava está considerado uno de los más destacados representantes del plateresco español ya que fue el que mejor asimiló el concepto decorativo propio del Renacimiento italiano pero adaptándolo a un arte auténticamente español. Entre 1521 y 1525 realizó diversos trabajos por encargo del arzobispo Fonseca en Salamanca, así como obras importantes en Santiago de Compostela.
En 1705, Pantaleón del Pontón Setién, Maestro de cantería que había sucedido a su tío en el cargo de maestro mayor de obras de la catedral de Salamanca, diseña las líneas maestras de la remodelación de esta Catedral.
Mas tarde, retoma la colosal obra Joaquín Churriguera, afamado arquitecto, enfrascado también en la Plaza Mayor de Salamanca. 
Juan de Sagarbinaga fue el principal introductor e impulsor de los lenguajes del clasicismo y de las nuevas técnicas que dominaron la arquitectura española por los años 1750/60; fue gran intérprete y conocedor de la arquitectura del clasicismo depurado. Este último reconstruyó el cimborrio tras su hundimiento a consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755, que afecto a numerosos monumentos salmantinos como la Clerecía o el Palacio de Anaya.
La reconstrucción se basó en su desmantelamiento y reconstruido por los planos del benedictino arquitecto, ingeniero y tratadista español Fray Antonio de San José Pontones (1710-1774).
Vayan unos ejemplos sin rigor cronológico, de algunos de los personajes que aquí trabajaron.

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