5 de septiembre de 2014

orreaga-roncesvalles





La histórica derrota de Carlomagno y el Camino de Santiago hicieron memorable a Roncesvalles, cobijo de caminantes y peregrinos, foco de leyendas y encuentro de culturas. Los sólidos muros de la colegiata, construida al abrigo del puerto de Ibañeta, le protegerán del hostil invierno y le trasladarán a un mundo de batallas y mitos.
Lugar de paso donde se concentra historia y leyenda, Orreaga/Roncesvalles es un bello paraje forestal ubicado en el Pirineo navarro, que ocupa cerca de mil hectáreas y que es el punto mayoritariamente elegido por los peregrinos para iniciar el Camino de Santiago en España.
El conjunto monumental de la Colegiata de Orreaga/Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y tumba del rey Sancho VII el Fuerte, es un excelente ejemplo de arquitectura medieval, un espacio mítico.
A los pies del puerto de Ibañeta, donde el Pirineo Occidental comienza a elevar sus cimas y cerca de la amplia llanura de Auritz/Burguete, se sitúa Orreaga/Roncesvalles, paso natural del Pirineo donde tuvo lugar la Batalla de Roncesvalles (778), una de las más dolorosas derrotas del ejército franco en la que Carlomagno lloró la muerte de Roldán, el mejor caballero de Francia.
En un paisaje circundado por hayedos, abetales y robledales, se alza majestuosa la Colegiata de Santa María de Orreaga/Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y uno de los puntos más conocidos de la peregrinación compostelana.
La Colegiata fue construida a finales del siglo XII y principios del XIII.
La restaurada iglesia colegial de Santa María, consagrada en 1219, responde al estilo gótico francés y cuenta con una torre defensiva del siglo XIV. Su altar mayor está presidido por la imagen de Santa María de Roncesvalles (XIV), una talla gótica de madera revestida con plata que, según la leyenda, apareció milagrosamente por el anuncio nocturno de un ciervo en cuyas astas brillaban dos luceros.
Del lado de la epístola se accede al claustro, construido en el siglo XVII tras el haberse derrumbado en 1600, tras una gran nevada, el primitivo claustro gótico. Desde allí, se llega a la capilla de San Agustín, en cuyo centro se encuentra el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte. Observe las mazas y cadenas que se exhiben en su cabecera. Son las que, según la leyenda, el monarca arrebató al moro Miramamolín durante la contienda de las Navas de Tolosa (1212), que también se relata en las vidrieras de la iglesia, y que forman parte del escudo de Navarra.
El edificio más antiguo es la capilla del Sancti Spiritus o silo de Carlomagno (XII), de estilo románico. La construcción está asentada sobre una cripta con cubierta de cañón, donde dicen que clavó su espada Roldán tras la derrota.
Este mágico entorno se completa con otras construcciones como la iglesia de Santiago, también llamada de los Peregrinos, y edificios civiles como el antiguo hospital, construido entre 1802 y 1807, o el museo-biblioteca, que data de finales del siglo XIX.

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