9 de septiembre de 2014

iglesia de santa maría la real, olite





La Iglesia de Santa María de Olite es una de las construcciones góticas más importantes de Navarra. Su belleza artística es tan interesante como su historia. Adosada al Palacio Real, residencia predilecta del rey Carlos III el Noble, fue utilizada por los monarcas navarros para las grandes festividades y actos solemnes.
Su recargada fachada, en la que se percibe la influencia de los talleres de Nôtre Dame de París, le hará detenerse y prestar atención a los relatos de la portada. Dentro del templo, de nave única, le esperan un retablo renacentista presidido por una talla gótica de la Virgen y la imagen, también gótica, del Cristo de la Buena Muerte.
La iglesia de Santa María se encuentra en la localidad medieval de Olite, cabeza de merindad del mismo nombre, en la Zona Media de Navarra, y es un edificio gótico cuya construcción se prolongó durante el siglo XII y comienzos del XIV.
La fachada constituye uno de los conjuntos más significativos de la escultura gótica de Navarra. A pesar de la profusión decorativa, mantiene un gran equilibrio y finura. Se aprecia en ella el trabajo de varios maestros y la influencia de los talleres parisinos. En Navarra, el Santo Sepulcro de Estella-Lizarra y San Saturnino de Artajona repiten modelos parecidos.
Bajo un gran rosetón, la gran portada está formada por ocho arquivoltas que exhiben una exuberante decoración vegetal. Entre la hojarasca podrá descubrir dos figuras orantes bajo doseletes; posiblemente se trate de Juana I de Navarra y su marido el rey de Francia Felipe el Hermoso, quienes reinaban en Navarra en la época en la que se construyó la portada.
En el tímpano reconocerá a una risueña Virgen sedente con el Niño y diversas escenas de la vida de Jesús: la Anunciación, el Nacimiento de Cristo, la Degollación de los Inocentes, la Huída a Egipto, la Presentación en el Templo y el Bautismo de Cristo. En el dintel podrá recrearse con una pieza donde lo real y lo simbólico se confunden: un hombre encaramado sobre una encina comparte escenario con un ser híbrido tocando la cornamusa o un cuadrúpedo grotesco, entre otros personajes. La riqueza iconográfica continúa a ambos lados de la puerta, donde encontrará relieves de la vida de los apóstoles enmarcados por arquerías.

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