1 de noviembre de 2016

castillo de los mendoza o castillo nuevo de manzanares el real






Situación: El castillo nuevo de Manzanares el Real se encuentra en la localidad del mismo nombre, provincia de Madrid. Tanto este castillo como el castillo viejo y la villa se asientan sobre la falda meridional de la Pedriza. El castillo nuevo, cuya figura ha sido posiblemente la más utilizada para encarnar la imagen popular de la fortificación medieval española, se levanta también sobre una ligera loma, a la izquierda de la salida hacia Soto del Real.
Ambos castillos se encuentran al norte de la carretera de acceso a Manzanares, uno en cada extremo del caserío. La relación del castillo nuevo con el Manzanares es menos directa que la del castillo viejo, pero su vinculación al núcleo de población es más estrecha, al no interponerse ningún obstáculo físico entre ambos. Por lo demás, el emplazamiento elegido tiene las mismas características morfológicas e igual dominio sobre el valle medio del Manzanares que el del castillo viejo.
Historia: Las tierras del Real de Manzanares fueron disputadas por los concejos de Segovia y Madrid durante el siglo XIII, por la explotación de los ricos bosques y pastos del curso alto del Manzanares. A partir del siglo XIV pasa a manos de la familia De la Cerda, a Leonor de Guzmán, hasta que en el reinado de Juan II, se lo dona a Don Diego Hurtado de Mendoza (1365-1404), Almirante de Castilla, a quien se le atribuye la construcción del primer castillo. La importancia que adquirió esta familia les llevaría a construir el otro castillo realizado por el famoso poeta el Marqués de Santillana coincidiendo con el apogeo económico de la zona. El castillo no se terminó en vida de este sino que continuo las obras su hijo primogénito Don Iñigo López. El arquitecto encargado fue el francés Juan Guas responsable también del de Guadalajara. Parece ser que la utilización como residencia señorial del castillo nuevo fue muy corta y acabó con el cuarto Duque del Infantado, que tras su muerte, en 1565, este lugar fue definitivamente abandonado, por problemas de pleitos entre los herederos además de económicos.
La noble villa de Manzanares el Real tiene un cariño especial a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, quien dedicó varios de sus versos a la Ermita de la Virgen del Espinar. El Arcipreste deambuló por las calles de esta localidad dándole renombre y prestigio. Así lo reflejan varias fuentes y una inscripción en una lápida del Ayuntamiento de la villa.
Descripción: Ambos castillos tienen una planta muy similar y la misma orientación, no tanto porque el viejo sirviera de inspiración al nuevo como por corresponder ambos a uno de los modelos más generalizados en ese momento. La diferencia entre el viejo y el nuevo son las dimensiones y el uso a que fueron destinados puesto que la factura es la misma. El castillo viejo fue fortaleza mientras que el nuevo se destino a residencia palaciega.
El recinto se compone de planta cuadrada con cubos circulares en sus ángulos. Todo él está rematado en una terraza con matacanes y almenas. Dispone también de saeteras y troneras como elementos defensivos. El recinto está rodeado por una muralla o barrera defensiva rematada también en almenas. La puerta de acceso se encuentra enmarcada por dos cubos y se remata en un arco rebajado.
Digna de mención es su torre del homenaje que tiene forma hexagonal y se remata en una terraza de matacanes y almenas. La decoración de las torres es curiosa pues se hace en forma de bolas, semejando la decoración mozárabe de clara influencia musulmana. Esto dota al edificio de un aspecto muy vistoso.
Uno de los aspectos que marcan a estos edificios es su heráldica. Entre los escudos que nos vamos a encontrar, está el de los Mendoza, linaje más representativo de la fortaleza, el de los Velasco y el de los Toledo. Estas tres familias ocuparon el recinto por medio de los enlaces matrimoniales efectuados unos con otros. Esta política matrimonial era un medio para ampliar territorios.
Materiales: Lo más emblemático de este edificio es la utilización de la técnica mudéjar que consiste en colocar hileras horizontales de ladrillo que enmarcan piedras de granito, dando al edificio mucha extensión pero poca profundidad. A esto se le denomina a espejo. Esta doble forma constructiva dota al edificio de un matiz decorativo.
Estado de conservación: El castillo nuevo es administrado por la Comunidad de Madrid. Las labores de restauración y consolidación que han permitido que ahora tenga tan buen aspecto datan, sin embargo, de los años sesenta y primera mitad de los setenta, cuando la Diputación Provincial decidió convertir el edificio en un museo de los castillos españoles y en sede de una colección de tapices. Las primeras obras de reconstrucción, con todo, son realizadas por encargo del Duque del Infantado en 1914. Las zonas más afectadas por la restauración son: las estancias y corredores del interior del cuerpo principal, totalmente reconstruidos, los pretiles almenados, algunos vanos y la barbacana. Anualmente se llevan a cabo obras de mantenimiento y conservación por la dirección General de Patrimonio de la Consejería de Hacienda.
Propiedad y uso: Pertenece aún al Duque del Infantado, quien lo ha cedido por un período de sesenta años a la Comunidad de Madrid. Se usa como lugar de interés turístico, como biblioteca, para celebrar congresos, actividades culturales, etc.

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